Puto curro... me cagüen dios! Menos mal que tengo muchos
tebeos de calidad superior para evadirme de la realidad:
- Krazy & Ignatz 1927-1928 (George Herriman). Segundo álbum de la recopilación de las páginas dominicales de lo que para muchos es el comic más importante del siglo XX: Krazy Kat. Herriman experimenta con la forma, el fondo, el lenguaje, la poesía, el absurdo y el surrealismo. Y, además, te ríes. Mi nota: 5
- Snoopy y Carlitos 1957 a 1958 (Charles Schultz). Seguimos con comics clásicos de la prensa americana, éste es el cuarto tomo recopilatorio de las tiras y las páginas dominicales de Peanuts, una hábil disección de la sociedad estadounidense reflejada en unos niñitos con todos sus miedos, neuras y fobias. Además, también te ríes bastante. Mi nota: 4,5
- Black Jack 3 (Osamu Tezuka). Nos trasladamos a Japón, pero seguimos con los clásicos. Tezuka puso a su personaje, el médico ilegal Black Jack, en situaciones tan extremas y melodramáticas que en otras manos menos expertas este manga no pasaría de ser una curiosidad. Pero en las manos de Tezuka resulta un comic muy entretenido con el que de verdad se disfruta. Mi nota 4,5
- El Señor Jean: Hora de hacer balance (Dupuy/Berberian). Y ahora nos trasladamos a Francia, con una de las series que más pegan actualmente. En este sexto álbum Dupuy y Berberian afinan a la hora de relatar historias cotidianas, mezclando las de unos indigentes con la de Félix y la del propio Jean (y las de un buen puñado de personajes más). Jean ve como la vida le hace madurar y eso se nota en su psi
que, especialmente en las escenas oníricas que protagoniza. Mi nota: 4
- Los Buscadores de Tesoros 2. La ciudad fría (David B.). Seguimos en gabachilandia, aunque nos trasladamos a las antípodas en cuanto a la temática. Los buscadores de tesoros es una serie esencialmente de aventuras, mezcladas con intriga y mitología, ambientada en la Bagdag del siglo IX, en la que un heterogéneo grupo de siete aventureros (un derviche, un médico, un hereje, un caballero, un verdugo, un ladrón y un herrero) se enfrentan al Profeta Velado, un terrible ladrón de sombras, y a las criaturas que con ellas crea. A pesar del gran número de personajes, David B. los maneja con maestría, definiendo al detalle a cada uno y a sus secundarios. En este álbum el protagonismo recae en el verdugo, del que nos cuenta detalles de su pasado, y en su némesis, el Profeta Velado. En esta serie David B. derrocha especialmente imaginación en los elementos sobrenaturales, sorprendentes. Mi nota: 4,5
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