Hay tres historias de Batman de los 80 que todo buen aficionado al tebeo debería haber leído, por su carácter de clásicos: Year one (de Miller y Mazzuchelli), The dark knight return (de Miller) y Killing joke (de Moore y Bolland). Estas historias, junto a otras de similares características con otros protagonistas (Watchmen, Daredevil...) fueron un antes y un después para el cómic de supehéroes, ya que supusieron un oscurecimiento en el fondo y la forma que adoptaron los cómics de DC y Marvel, un acercamiento más adulto al género que tuvo al final consecuencias lamentables al querer adoptar todo el mundo un estilo que al parecer no habían asimilado, quedándose en la forma y pasándose por el forro el fondo. No todo el monte es orégano, no es oro todo lo que reluce, etc, etc...
Bueno, a lo que iba... las tres obras mencionadas han quedado para una gran parte del fandom como tres ochomiles frente a los cualquier otro posterior tebeo de Batman se ve como un paseo por los montes más cercanos a tu pueblo. Ciertamente, ha habido más tebeos interesantes del personaje, pero no hay color. O por lo menos, no lo ha habido hasta 2006, año en el que salió en USA Batman year 100, por Paul Pope. Pope es una artista que viene del cómic alternativo, influenciado por lo mejor del cómic europeo (él mismo reconoce a Hergé, Torres o Pratt entre sus preferencias) y americano (¿os suenan Kirby o Toth?), con un estilo dinámico, feísta, sucio y oscuro. Hasta ahora sólo le conocía por su estupenda aportación a la colección Solo de DC, de la que ya os hablé. Presentado originalmente como una miniserie de cuatro prestigios, Batman year 100, como su propio nombre indica presenta la acción cien años después de la primera aparición de Batrman, concretamente en 2039. Tomando elementos ya usados en el cómic, la literatura y el cine de anticipación (si os digo 1984, V de Vendetta, Un mundo feliz, Judge Dredd, Brasil, Akira... sabréis por donde van los tiros) Pope nos presenta un futuro en el que el ciudadano de a pie está controlado al máximo, una suerte de estado policial permanente en el que no te puedes tirar un pedo sin que quede registrado. Una situación de la que estamos más cerca ahora que en tiempos de Orwell. En medio de este control aparece Batman, un encapuchado calificado de terrorista del que nadie tiene datos, nadie sabe de donde ha salido y lo único que se sabe de él es una antigua leyenda urbana con cien años de antigüedad. El que este Batman se enfrente a la corrupción y conspiraciones al más alto nivel que este sistema conlleva hace que se convierta en el enemigo número uno de la brutal policía federal. Con esta premisa, Pope construye una historia más cercana a la novela negra que al cómic de superhéroes. Pese a las altas dosis de ciencia ficción logra, sin embargo, meter al lector de tal forma en la narración que la hace totalmente verosímil. Uno acaba creyendo tanto en el ambiente como en los personajes que hace que se olvide que tiene un tebeo entre las manos, transmite tan bien las motivaciones de cada personaje hace perfectamente comprensibles sus acciones. El dibujo de Pope es perfecto para esta historia por su elegancia y buen uso de la mancha, le va como un guante a lo oscuro de la trama. El excelente color de José Villarrubia (colorista madrileño afincado en USA, colorista de Promethea de Moore, entre muchas otras coas) contribuye a lograr este ambiente. Su narrativa dinámica hace que las escenas de acción sean fluidas, con una coreografía deigna de los mejores directores del cine de artes marciales.
Acaba de ser editado en nuestro pais en un sólo tomo que, aparte del contenido de la miniserie, incluye como bonus bocetos con comentarios muy interesantes de Pope, que nos muestra el grado de obsesión que tiene este autor por los detalles, y una historieta de 1997 en una realidad alternativa en la que Pope presenta a un Batman judío surgido a comienzos de la Alemania nazi. Es curioso como los mejores cómics que últimamente saca DC tienen lugar en realidades alternativas fuera de la continuidad de su universo oficial.
Esperemos que este cómic tenga el suficiente éxito para que veamos por aquí publicadas otras obras del autor, como 100% o su producción de los 90's para Dark Horse.
Bueno, a lo que iba... las tres obras mencionadas han quedado para una gran parte del fandom como tres ochomiles frente a los cualquier otro posterior tebeo de Batman se ve como un paseo por los montes más cercanos a tu pueblo. Ciertamente, ha habido más tebeos interesantes del personaje, pero no hay color. O por lo menos, no lo ha habido hasta 2006, año en el que salió en USA Batman year 100, por Paul Pope. Pope es una artista que viene del cómic alternativo, influenciado por lo mejor del cómic europeo (él mismo reconoce a Hergé, Torres o Pratt entre sus preferencias) y americano (¿os suenan Kirby o Toth?), con un estilo dinámico, feísta, sucio y oscuro. Hasta ahora sólo le conocía por su estupenda aportación a la colección Solo de DC, de la que ya os hablé. Presentado originalmente como una miniserie de cuatro prestigios, Batman year 100, como su propio nombre indica presenta la acción cien años después de la primera aparición de Batrman, concretamente en 2039. Tomando elementos ya usados en el cómic, la literatura y el cine de anticipación (si os digo 1984, V de Vendetta, Un mundo feliz, Judge Dredd, Brasil, Akira... sabréis por donde van los tiros) Pope nos presenta un futuro en el que el ciudadano de a pie está controlado al máximo, una suerte de estado policial permanente en el que no te puedes tirar un pedo sin que quede registrado. Una situación de la que estamos más cerca ahora que en tiempos de Orwell. En medio de este control aparece Batman, un encapuchado calificado de terrorista del que nadie tiene datos, nadie sabe de donde ha salido y lo único que se sabe de él es una antigua leyenda urbana con cien años de antigüedad. El que este Batman se enfrente a la corrupción y conspiraciones al más alto nivel que este sistema conlleva hace que se convierta en el enemigo número uno de la brutal policía federal. Con esta premisa, Pope construye una historia más cercana a la novela negra que al cómic de superhéroes. Pese a las altas dosis de ciencia ficción logra, sin embargo, meter al lector de tal forma en la narración que la hace totalmente verosímil. Uno acaba creyendo tanto en el ambiente como en los personajes que hace que se olvide que tiene un tebeo entre las manos, transmite tan bien las motivaciones de cada personaje hace perfectamente comprensibles sus acciones. El dibujo de Pope es perfecto para esta historia por su elegancia y buen uso de la mancha, le va como un guante a lo oscuro de la trama. El excelente color de José Villarrubia (colorista madrileño afincado en USA, colorista de Promethea de Moore, entre muchas otras coas) contribuye a lograr este ambiente. Su narrativa dinámica hace que las escenas de acción sean fluidas, con una coreografía deigna de los mejores directores del cine de artes marciales.
Acaba de ser editado en nuestro pais en un sólo tomo que, aparte del contenido de la miniserie, incluye como bonus bocetos con comentarios muy interesantes de Pope, que nos muestra el grado de obsesión que tiene este autor por los detalles, y una historieta de 1997 en una realidad alternativa en la que Pope presenta a un Batman judío surgido a comienzos de la Alemania nazi. Es curioso como los mejores cómics que últimamente saca DC tienen lugar en realidades alternativas fuera de la continuidad de su universo oficial.
Esperemos que este cómic tenga el suficiente éxito para que veamos por aquí publicadas otras obras del autor, como 100% o su producción de los 90's para Dark Horse.
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