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Anoche tocaban los Dwarves en el Gruta 77 y los egurenes más punkrockers nos fuimos para allá sin importarnos que era martes y la cara de sueño que luciríamos hoy en el curro. Tras una increíble tocada de huevos en el metro y una cena a base de cerveza, bocata y bravas en el bar cercano a la sala, llegamos con la tripa llena y nuestra entrada en la mano.

Traspasamos las puertas de la mítica sala, que estaba hasta arriba de gente, y nada más entrar comprobamos que nos hemos perdido gran parte de la actuación del telonero sorpresa, El Capitán Entresijos, un tipo armado con un bajo y acompañado por un batera realmente curioso. Tengo un par de discos suyos, pero nunca le había visto en directo, y eso que es del barrio. Lamenté haber llegado tan tarde, ya que disfruté las cuatro o cinco canciones que pude oir, fraude punk rock distorsionado superbásico muy divertido, el tío está colgado y las letras son la monda. Pocos pueden meter tanto ruido con tan pocos medios.

Hacia las once empezaron a tocar los amos y señores del punk rock de los últimos 20 años. Los Dwarves son uno de los grupos con más carisma y más cara dentro y fuera del escenario. Con un frontman como Blag Dahlia, pura provocación, y un guitarrista como el misterioso He Who Cannot Be Named (un tipo que siempre va enmascarado y medio en bolas que llegó a fingir su muerte), no pueden hacer otra cosa que revolucionar la escena una y otra vez a ritmo de punk rock clásico, garage, hardcore, punk pop y hasta hip hop. Las letras van de sexo, drogas y violencia, y en más de un concierto han salido tarifando. El concierto de ayer estuvo de puta madre, se nota mucho cuando un grupo disfruta tanto como el público cuando toca. Fue un espectáculo entre grotesco y divertido, con Blag Dahlia haciando stage diving cada dos por tres y montando el pollo y el suspensorio sadomasoquista de He Who Cannot Be Named hizo que nos dolieran los ojos nada más verlo. Nos lo pasamos dabuti, tocaron sus clásicos y tal, la peña los coreaba y en las primeras filas se bailaba pogo, aunque había tanta gente que no se podía avanzar, así que nos quedamos en la comodidad de la parte de atrás, zona fumadores. Sólo se le puede poner una pega: al igual que los discos, los conciertos de los Dwarves son muy cortitos, éste duró apenas tres cuartos de hora, con lo que se te quedan ganas de más.

Fueron al concierto: Von Kutren y César Alcapone.

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