Desde que leí el Marvel Team-Up #63 (en edición de Vértice), hace ya más de veinticinco tacos, Puño de Hierro se convirtió en uno de mis personajes Marvel favoritos, y no podía ser menos, ya que mezclaba dos temas tan molones como los superhéroes y el kung-fu. Creado por Roy Thomas y Gil Kane aprovechando el tirón de las pelis de artes marciales que a mediados de los 70's hacían furor en los USA, el equipo creativo que le sacó más partido fue el formado por Claremont y Byrne. Su serie fue efímera, pero pronto formó pareja con otro personaje producto de su época, el blaxplotation Powerman, en la serie Héroes de Alquiler. Después de aquello, y coincidiendo con un bajón en la popularidad del cine made in Hong Kong en la segunda mitad de los 80's, el personaje se fue yendo a pique e incluso lo mataron. Fue John Byrne el encargado de resucitarle en su sosa serie de Namor de principios de los 90's en una historia un tanto cogida por los pelos, dando la razón a los que se toman a chiste la muerte de cualquier personaje Marvel. Poco bueno se ha hecho con el personaje desde entonces, lo más recordado la serie de Héroes de Alquiler dibujada por Ferry, bastante prescindible. En definitiva, el personaje necesitaba una puesta al día y una historia que le devolviera la gloria perdida.
Su nueva serie, El Inmortal Puño de Hierro, tiene los ingredientes necesarios para que el personaje levante cabeza: una pareja de guionistas competentes (Ed Brubaker y Matt Fraction), un dibujante con pegada (el español David Aja) y cierta expectación en los medios especializados.
La historia es muy interesante y engancha desde el principio, aunque no pueda decirse que es muy original, ya que utiliza el recurso bastante sobado de reescribir el pasado del personaje, haciéndole formar parte de una especie de orden de guerreros que se remonta siglos en el pasado. Abundan, por tanto, los flashbacks mostrando anteriores portadores del Puño de Hierro en diferentes épocas. A los personajes del entorno de Daniel Rand/Puño de Hierro (Powerman, Misty Knight y Coleen Wing) se les une un abogado que lleva la empresa del protagonista (un acierto de personaje) y un anterior portador del Puño de Hierro, amigo de su padre. El villano de la historia es su archi-enemigo de toda la vida, Serpiente de Acero, ayudado por la organización terrorista Hidra. El tono de la historia debe mucho al género negro, que siempre tiene algo de peso en los trabajos de Brubaker, pero también se nutre de las mitologías y filosofías orientales, creando una mezcla de géneros muy atractiva.
El dibujo de David Aja viene como anillo al dedo en una historia que, como esta, trascurre principalmente de noche y en sombras, ayudado por la hábil paleta cromática de Matt Hollingsworth. Domina con elegancia las manchas y las sombras, sin ningún tipo de histrionismo ni anatomías exageradas, dando un aspecto oscuro y realista a sus dibujos. Aunque muestra claramente algunas de sus influencias como Miller, Sienkiewicz, Eisner, Mazzuchelli (ese guiño al Batman: Año Uno de este último), las tiene muy bien asimiladas y el resultado es un estilo propio definido y personal. Las escenas de flashbacks son dibujadas por dibujantes invitados, de los que destacan los veteranos Sal Buscema y John Severin, ambos cumpliendo con oficio, como han hecho siempre.
El presente tomo recopila los seis primeros números de la serie más una curiosa historia corta perteneciente al crossover Civil War, en la que Daniel Rand hace de suplente de Matt Murdock poniéndose sus leotardos rojos. En mi opinión, no hacía falta editar este material con tanto lujo (tapas duras), que incrementa el precio notablemente, con un formato más barato se podría disfrutar igual.
Su nueva serie, El Inmortal Puño de Hierro, tiene los ingredientes necesarios para que el personaje levante cabeza: una pareja de guionistas competentes (Ed Brubaker y Matt Fraction), un dibujante con pegada (el español David Aja) y cierta expectación en los medios especializados.
La historia es muy interesante y engancha desde el principio, aunque no pueda decirse que es muy original, ya que utiliza el recurso bastante sobado de reescribir el pasado del personaje, haciéndole formar parte de una especie de orden de guerreros que se remonta siglos en el pasado. Abundan, por tanto, los flashbacks mostrando anteriores portadores del Puño de Hierro en diferentes épocas. A los personajes del entorno de Daniel Rand/Puño de Hierro (Powerman, Misty Knight y Coleen Wing) se les une un abogado que lleva la empresa del protagonista (un acierto de personaje) y un anterior portador del Puño de Hierro, amigo de su padre. El villano de la historia es su archi-enemigo de toda la vida, Serpiente de Acero, ayudado por la organización terrorista Hidra. El tono de la historia debe mucho al género negro, que siempre tiene algo de peso en los trabajos de Brubaker, pero también se nutre de las mitologías y filosofías orientales, creando una mezcla de géneros muy atractiva.
El dibujo de David Aja viene como anillo al dedo en una historia que, como esta, trascurre principalmente de noche y en sombras, ayudado por la hábil paleta cromática de Matt Hollingsworth. Domina con elegancia las manchas y las sombras, sin ningún tipo de histrionismo ni anatomías exageradas, dando un aspecto oscuro y realista a sus dibujos. Aunque muestra claramente algunas de sus influencias como Miller, Sienkiewicz, Eisner, Mazzuchelli (ese guiño al Batman: Año Uno de este último), las tiene muy bien asimiladas y el resultado es un estilo propio definido y personal. Las escenas de flashbacks son dibujadas por dibujantes invitados, de los que destacan los veteranos Sal Buscema y John Severin, ambos cumpliendo con oficio, como han hecho siempre.
El presente tomo recopila los seis primeros números de la serie más una curiosa historia corta perteneciente al crossover Civil War, en la que Daniel Rand hace de suplente de Matt Murdock poniéndose sus leotardos rojos. En mi opinión, no hacía falta editar este material con tanto lujo (tapas duras), que incrementa el precio notablemente, con un formato más barato se podría disfrutar igual.
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