Stan Sakai es famoso dentro del mundo del cómic principalmente por tres cosas: ser el rotulista de Groo The Wanderer (lo que le ha supuesto algún que otro premio), ser el autor de la estupenda Usagi Yojimbo (también muy premiada), con la que traslada con acierto la leyenda del samurai a un mundo de animales antropomorfos, y ser uno de los autores más agradables del mundillo.
En Usagi Yojimbo a menudo aparecen monstruos y seres sobrenaturales, pero a Sakai le sabía a poco y le picaba el gusanillo de sacar dinosaurios en sus cómics, lo que le planteaba un problema, ya que en la época del Japón feudal llevaban unos cuanto milenios extinguidos. Como solución, eligió contar las aventuras de un descendiente del conejo samurai, avanzando muy en el tiempo hasta llegar a una era en la que los viajes por el espacio exterior están a la orden del día, viajes en los que se podrían visitar otros planetas llenos de monstruos, alienígenas y, sí, dinosaurios. Así, con este origen tan banal, a principios de los 90's aparece Space Usagi, las aventuras de un conejo samurai cosmonauta. A lo largo de la década se publicaron tres miniseries de tres números cada una con las aventuras del espadachín espacial de orejas largas, además de un par de historietas cortas.
Este tomo publicado por Planeta recopila la totalidad de las aventuras de Space Usagi. Son historias sencillas, sin grandes sorpresas, a veces demasiado obvias. Se les nota una gran influencia de La Guerra de las Galaxias y, en menor medida, obras lieterarias como Dune o la saga de Fundación. En todo caso, la aventura prima sobre la ciencia-ficción, siendo unas historias bastante entretenidas aunque poco ambiciosas. El dibujo de Sakai continúa su línea de Usagi Yojimbo, una especie de mezcla perfecta entre Akira Toriyama y Sergio Aragonés, aunque en esta ocasión se decide por un leve estilizamiento de los personajes y se le nota en algunas viñetas un cierto tufillo a los cómics que Image publicaba por entonces (si tienes el tomo, mira la segunda viñeta de la página 29 o la cuarta de la 30 y dime si no parecen entintadas por McFarlane). Para mi gusto, las joyas del tomo son las dos historias cortas, de dibujo y guión más limpios: en la primera se enfrenta a un asesino y su robot y en la segunda se encuentra con su antepasado del Japón feudal. Y, por si os lo preguntáis, los dinosaurios (y otros bichos) que dibuja Stan Sakai están de cojones.
En Usagi Yojimbo a menudo aparecen monstruos y seres sobrenaturales, pero a Sakai le sabía a poco y le picaba el gusanillo de sacar dinosaurios en sus cómics, lo que le planteaba un problema, ya que en la época del Japón feudal llevaban unos cuanto milenios extinguidos. Como solución, eligió contar las aventuras de un descendiente del conejo samurai, avanzando muy en el tiempo hasta llegar a una era en la que los viajes por el espacio exterior están a la orden del día, viajes en los que se podrían visitar otros planetas llenos de monstruos, alienígenas y, sí, dinosaurios. Así, con este origen tan banal, a principios de los 90's aparece Space Usagi, las aventuras de un conejo samurai cosmonauta. A lo largo de la década se publicaron tres miniseries de tres números cada una con las aventuras del espadachín espacial de orejas largas, además de un par de historietas cortas.
Este tomo publicado por Planeta recopila la totalidad de las aventuras de Space Usagi. Son historias sencillas, sin grandes sorpresas, a veces demasiado obvias. Se les nota una gran influencia de La Guerra de las Galaxias y, en menor medida, obras lieterarias como Dune o la saga de Fundación. En todo caso, la aventura prima sobre la ciencia-ficción, siendo unas historias bastante entretenidas aunque poco ambiciosas. El dibujo de Sakai continúa su línea de Usagi Yojimbo, una especie de mezcla perfecta entre Akira Toriyama y Sergio Aragonés, aunque en esta ocasión se decide por un leve estilizamiento de los personajes y se le nota en algunas viñetas un cierto tufillo a los cómics que Image publicaba por entonces (si tienes el tomo, mira la segunda viñeta de la página 29 o la cuarta de la 30 y dime si no parecen entintadas por McFarlane). Para mi gusto, las joyas del tomo son las dos historias cortas, de dibujo y guión más limpios: en la primera se enfrenta a un asesino y su robot y en la segunda se encuentra con su antepasado del Japón feudal. Y, por si os lo preguntáis, los dinosaurios (y otros bichos) que dibuja Stan Sakai están de cojones.
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