A finales de los 70's y principios de los 80's la proliferación de las editoriales alternativas y la autoedición de cómics en USA permitieron la publicación de muchos tebeos que no tenían lugar en las grandes editoriales, ya sea por su contenido incomodo para éstas o por el deseo de los autores de conservar los derechos sobre la obra. Este es el caso de Omaha, cómic creado en 1978 por Reed Waller, en el que se narran las aventuras de una gata bailarina de streep tease en un mundo de corrupción e intrigas en las más altas esferas políticas de su ciudad. Al principio se editó como historietas cortas serializadas en revistas, pero en 1985 consiguió su propia serie en Kitchen Press. Después del primer número Waller se quedó en blanco y pasaron meses sin que pudiera continuar el guión, por lo que su novia Kate Worley decidió echarle una mano con tal fortuna que acabó siendo la guionista definitiva de la serie.
Lo primero que llama la atención es el hecho de que Omaha y el resto de personajes son animales antropomorfizados, pero, a diferencia de los de Disney y similares, los cuerpos de estos animales tienen verdadera forma humana. Los personajes de Waller adoptan posturas de forma natural, su lenguaje corporal es rico y variado, muy expresivo, sobre todo en las escenas de sexo. Y es que en Omaha abundan las escenas de sexo explícito y detallado, cruzando muchas veces la frontera entre el erotismo y la pornografía, pero de una forma elegante y natural. Profundizando un poco más en el tebeo, enseguida te das cuenta de que el sexo sólo es una parte importante en la historia, pero hay mucho más detrás: drama, acción, intriga, relaciones humanas y romance se mezclan para crear un autentico culebrón, en el buen sentido de la palabra, que no da respiro al lector. Es una historia muy humana, con un claro toque femenino y feminista que lo hace diferente a casi cualquier otra. El dibujo es claramente deudor de Disney y el underground de los 60's (imposible no ver la influencia de El Gato Fritz de Crumb), pero con una limpieza de línea y un detallismo exquisito. Tanto los fondos como los personajes son tan realistas que pronto te olvidas que estás viendo perros, gatos y pájaros para asimilarlos como personas.
Astiberri ha publicado recientemente el primero de cuatro tomos recopilando la obra completa, edición que se hacía ya necesaria en nuestro país, ya que la anterior que hizo La Cúpula a principio de los 90's quedó inconclusa. Personalmente tenía un recuerdo muy grato de esos tebeos, ya que eran capaces entonces de ponerme palote en segundos y felizmente he podido comprobar que el efecto no ha disminuido con los años. Además ahora puedo disfrutar el resto de virtudes de la obra, que no son pocos, con más conocimiento de causa.
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