Entre egurenes y villancicos a veces olvido qué es lo que en realidad importa:
- Tomás el Gafe 9 (André Franquin). Bufff voy retrasadísimo con
esta serie... la serie de Planeta ya ha acabado (¡19 números!) y yo voy por el 9. A estas alturas, poco más puedo decir para alabar una de las mejores series de humor de la bande dessiné. Los más desternillantes gags visuales y los juegos de palabras más ingeniosos se complementan con el dibujo de mejor trazo y detalles, al servicio de sacarle una sonrisa por página al lector, cuando no una carcajada. Además, con Gastón (AKA Tomás), Franquin supo combinar lo entrañable y lo enervante para crear un personaje clave del cómic mundial. Mi nota: 4,5
- Krazy & Ignatz 1931-1932 (George
Herriman). Pocas veces en el cómic o en cualquier otro arte ha tenido un genio como Herriman la libertad creativa de la que él disfrutaba. Sin preocupaciones por los gustos del gran público, pudo experimentar en su oficio llegando a donde pocos llegan: la excelencia. Humor absurdo y surrealista en un mundo, el Condado de Coconino, en el que las leyes del espacio-tiempo y de la física son saltadas alegremente a la torera para que tú, yo y todos (y, sospecho, en especial el propio Herriman) nos podamos evadir con una sonrisa en la boca junto al triángulo amoroso más descacharrante: un gato, un perro y un ratón. Éste es el cuarto tomo, en el que se editan las planchas dominicales de Krazy Kat de los años 1931 y 1932, así como una selección de sus tiras de prensa del '31. Mi nota: 5
- Ángel Sefija con cuatro ojos (Mauro Entrialgo). Si hablamos de cómics d
e humor, Mauro está a la cabeza de todas las listas de España, tanto en calidad como en cantidad, y lo que es también muy importante, variedad: a veces lo trae fino, a veces lo trae grueso. Con su serie Ángel Sefija, editada cada semana en El Jueves, hace tronchantes observaciones sobre fenómenos sociales de andar por casa. Este álbum, editado por Astiberri, es el cuarto recopilatorio de la serie. Prepárate para reírte de ti mismo, ya que te verás reflejado en un montón de situaciones... a no ser que seas un ermitaño. Mi nota: 3,5
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