Los admiradores de Sfar llevábamos demasiado tiempo esperando este álbum, el tercero dedicado al investigador de lo paranormal el Profesor Joseph Bell. El anterior álbum salió hace más de dos años, pero una vez más, la espera a merecido la pena.
El Profesor Bell vive en Edimburgo en la época victoriana y siempre está a la espera de un caso insólito que le distraiga del recuerdo de su esposa muerta. Tiene como compañero un auténtico fantasma algo metepatas. En esta ocasión, su amigo Ossur le traía una sorpresa en uno de sus exóticos viajes al Lejano Oriente, un macaco de cinco metros (y creciendo), pero fue robado al descargarlo en el puerto. Pronto averiguan que el responsable es el jefe mafioso local, Adam Worth, que quiere organizar una cacería del mono para la creme de la creme de la alta delincuencia.
El guión de Sfar es más oscuro de lo que nos tiene acostumbrados, muestra la violencia sin tapujos y su humor es más agrio. Hace gala de una galería de personajes envidiable, permitiéndose el lujo de darnos sólo unas pinceladas de ellos, con lo que te quedas con ganas de profundizar más, ya que hasta el más insignificante de los personajes secundarios parece tener detrás una historia interesante, sobre todo los delincuentes que participan en la cacería: los gemelos Tweedle Dum y Tweedle Dee (de cuyos cadáveres surgen setas fosforescentes que harían las delicias del mismísimo Pacôme Hégésippe Adélard Ladislas, Conde de Champignac) o el cthulluniano hombre con cabeza de cefalópodo al que le dan la del pulpo.
El dibujo recae sobre Hervé Tanquerelle, que en esta ocasión efectúa un perfecto trabajo de mimetismo que hace imposible distinguirlo de los dibujos del propio Sfar en las anteriores entregas de la serie.
El Profesor Bell vive en Edimburgo en la época victoriana y siempre está a la espera de un caso insólito que le distraiga del recuerdo de su esposa muerta. Tiene como compañero un auténtico fantasma algo metepatas. En esta ocasión, su amigo Ossur le traía una sorpresa en uno de sus exóticos viajes al Lejano Oriente, un macaco de cinco metros (y creciendo), pero fue robado al descargarlo en el puerto. Pronto averiguan que el responsable es el jefe mafioso local, Adam Worth, que quiere organizar una cacería del mono para la creme de la creme de la alta delincuencia.
El guión de Sfar es más oscuro de lo que nos tiene acostumbrados, muestra la violencia sin tapujos y su humor es más agrio. Hace gala de una galería de personajes envidiable, permitiéndose el lujo de darnos sólo unas pinceladas de ellos, con lo que te quedas con ganas de profundizar más, ya que hasta el más insignificante de los personajes secundarios parece tener detrás una historia interesante, sobre todo los delincuentes que participan en la cacería: los gemelos Tweedle Dum y Tweedle Dee (de cuyos cadáveres surgen setas fosforescentes que harían las delicias del mismísimo Pacôme Hégésippe Adélard Ladislas, Conde de Champignac) o el cthulluniano hombre con cabeza de cefalópodo al que le dan la del pulpo.
El dibujo recae sobre Hervé Tanquerelle, que en esta ocasión efectúa un perfecto trabajo de mimetismo que hace imposible distinguirlo de los dibujos del propio Sfar en las anteriores entregas de la serie.
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